lunes, 10 de junio de 2013

Entre una pupila y otra hay alrededor de 68mm, de ida, y 68mil lagrimas, de vuelta.

Hoy he salido de la consulta acelerado.

Una vez leyendo un libro (la locura lo cura) describía al terapeuta como un vampiro emocional y a los pacientes como victimas de vampiración. Y no es del todo falso.

Estas ahi sentado, viendo como los pacientes se desgarran, como el llanto se contagia de silla en silla, de alma en alma. Y tu ahi. Mirando. Chupando dolor que no es tuyo, relamiendo, saboreando el hastio. Pero, derrepente, el paciente se entiende. Se comparte. El dolor cesa y se alivia, y sientes como ayudas a aliviar, y te gusta.

Pero al salir, aún de dia, me he descubierto demasiado contento, subido, acelerado. Soberbio. Tu no has sido, Santi, han sido ellos.

Mañana más... No se si y mejor....

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