jueves, 4 de octubre de 2012

Belleza enferma.

Un terapeuta, o sea, yo, vive su profesión con mucho cuidado, como diría mi amigo Gabino de Cambados.

Cuidado por no enloquecer, por no perder el juicio, por no normalizar lo patologico. Pero yo creo que ya enloqueci (al escribir esto lo pienso con un poco de acento gallego), porque es que, lo patologico, me parece, a veces, bonito. Bello.

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