Por la mañana, cuando llego a la consulta, abro la puerta.
Por la noche, cuando me voy de la consulta, cierro la puerta.
Duermo con los ojos cerrados... creo.
Ayer me dijeron, "creía que no me habías oído" y la verdad es que nunca podrá saber si le oí. Le puedo decir que le oí, pero nunca lo podra saber.
Y yo pensando en esto me entretengo entre delirio y delirio, entre susto y susto y le quito importancia al lado bueno de mi practica y de paso que pese, menos, el lado malo, que es muy malo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario