jueves, 29 de noviembre de 2012

Silla vacía. Petaca llena.

La terapia va a empezar. Es la hora, pero no estamos todos. Yo hago un poco de tiempo para poder darselo a los que aún no han llegado. Pero ese tiempo no es suficiente, la terapia va a empezar y aún hay sillas vacias.

Una silla vacia es muy mala señal. En el mejor de los casos es simbolo de débil compromiso, de un bueno igual dejo de beber, a ver que pasa, a ver que tal. En el peor de los casos es un hueco irrellenable, un ya no está.

La gente empieza a hablar, yo escucho, pero no oigo bien. Veo una gran silla vacia que retumba, que nubla lo de más. Media hora más tarde todos estamos sentados. Todas las sillas con un drogadicto encima, algunos mas comprometidos que otros...

En diez años nunca he llegado tarde a una terapia. ¿Por qué? Y ellos, ¿Por qué les importa tan poco no estar al principo de la terapia?

Buenas noches.

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